Inauguramos
la sección de atletismo de montaña en nuestro club para todos aquellos
amantes del deporte al aire libre y la naturaleza, y que no tienen miedo
a enfrentarse al duro reto que supone correr por terrenos difíciles,
¡anímate a participar!.
Ya
no sorprende a nadie ver atletas corriendo por cualquier cordillera o
macizo de nuestro país realizando las rutas más clásicas y duras en
tiempos antes nunca imaginados por los montañeros de “a pie”. Y nadie
niega que correr por montaña es una verdadera especialidad de
atletas-montañeros que se desenvuelven con soltura y destacan frente a
otros cuando el terreno se inclina, se llena de piedras o dificultades, o
desciende vertiginosamente. La técnica y adaptación a los terrenos
montañosos y a los desniveles son la clave de los corredores de montaña.
¿Cómo lograrlo? Intentaremos dar algunas claves sobre el tema.
Ha
habido grandes atletas de pista, campo a través y ruta que no han
conseguido adaptarse a los perfiles y dificultades de la montaña. Su
clase y calidad les pronosticaban buenos resultados, pero resulta que
eso no basta en competiciones de carreras de montaña. Y también he visto
grandes montañeros perderse en las clasificaciones de las carreras
entre anónimos deportistas. En cambio, sí ocurre al revés. Por lo
general, los buenos atletas de montaña, tienen registros bastante
aceptables en ruta, se defienden bien en el campo a través o dominan
técnicas de alta montaña.
Estamos
hablando de una especialidad que conjuga dos deportes clásicos: el
atletismo de fondo y la montaña. Y como todo deporte que mezcla dos
disciplinas, no vale destacar en una de ellas solamente. El cambio de un
montañero o de un atleta a un corredor de montaña es también cuestión
de tiempo, pero no es complicado.
La
primera clave es la paciencia. Tendremos que darnos tiempo para poder
rendir a un nivel bueno para cada uno de nosotros y en el camino
seguramente nos llevaremos alguna decepción. No pasa nada. Las carreras
de montaña son otro mundo. Si nunca hemos competido en una de ellas
parecerá que por mucho que corremos no avanzamos apenas. O si venimos de
las carreras de fondo, nos dará la impresión de que por algunos caminos
no se puede ni correr. Es normal, pero con el tiempo, la práctica y el
entrenamiento, eso se pasa.
La técnica del mountain runner
La
biomecánica de la carrera en montaña no es exactamente igual al de las
carreras en ruta o campo a través. Los enormes y largos desniveles por
una parte y las dificultades del terreno por otra son los dos
principales factores que diferencian las carreras de montaña. La muestra
está en que, aún llevando un buen entrenamiento, seguro que tendremos
agujetas al día siguiente de una carrera de montaña si siempre hemos
entrenado en llano y por asfalto. Los especialistas en estas pruebas son
personas de gran resistencia orgánica, buen tono muscular y fuerza en
las piernas y, por lo general, gran inteligencia y cabeza para regular
los esfuerzos.
La
adaptación al terreno va a ser mejor por lo general en deportistas que
provienen de la montaña que en los atletas de fondo. Depende de la
seguridad para desenvolverse por terrenos con dificultades: bloques de
piedra, curvas y sendas superestrechas o nieve por ejemplo. Es una
capacidad entrenable que se consigue perdiendo el miedo a caer y a
hacerse daño, pero también con un buen tono muscular en tobillos,
gemelos y cuádriceps fundamentalmente. Un sistema de entrenamiento es
correr por terrenos técnicos, acelerar 20 o 30 metros y luego volver a
nuestro ritmo inicial. Alguna vez nos caeremos, pero es igual que cuando
aprendimos a montar en bici; y por ello no abandonamos ¿no?
Nuestros
acelerones nos irán dando confianza, deberán ser cada vez más largos
hasta llegar a hacer series o intervalos a altas pulsaciones en
recorridos largos. Posteriormente hay que ir progresivamente aplicándolo
a las bajadas, donde más “miedo” podemos tener.
Esos interminables ascensos
En
las subidas hay dos formas de avanzar. La primera es a ritmo constante
pero sin dejar de correr; salvo cuando el terreno o el desnivel ya no lo
permitan. La segunda es alternar la carrera y andar a pasos rápidos.
Cada uno debe probar y valorar cuál es la técnica que mejor se le da. La
primera alternativa es más frecuente en atletas de gran sentido del
ritmo y menos fuertes, pero de gran resistencia y capacidad aeróbica.
Son capaces de mantener el trote durante subidas largas, muy largas.
Los
que alternan correr y andar son deportistas más fuertes, capaces de dar
enormes y muy frecuentes pasos cuesta arriba que les recuperan
aeróbicamente, para después echar a correr otro rato. Pero corren un
peligro: pueden “viciarse”, andar demasiado y perder tiempo en las
subidas.En cualquier caso, yo aconsejo entrenar siempre corriendo. La
mejora de esta cualidad será, como casi cualquier entrenamiento,
simulando las condiciones de las competiciones. Conviene simplemente
hacer entrenamientos en los que pasemos más de treinta minutos o una
hora corriendo en subida sin parar.
Caminando,
la técnica más habitual en subida es apoyar nuestras manos en las
rodillas para hacer “palanca” mientras andamos. En algunas carreras se
permite el uso de bastones ligeros de trekking. No es fácil coordinarse
bien entre brazos y piernas con los bastones, por lo que debemos
entrenarlo también.
Fuerza mayor
Hemos
hablado que, tanto por las dificultades del terreno, como por las
bajadas y por los enormes desniveles en subida, la fuerza es un
componente técnico muy importante que nunca debemos olvidar en nuestros
entrenamientos. La fuerza nos va a dar la posibilidad de subir más y
mejor, pero también es un componente importante porque un buen tono
muscular nos dará seguridad en las bajadas, más capacidad de reacción
ante torceduras, malos apoyos o ante la inestabilidad del terreno.
Además, las circunstancias ambientales y de la propia competición hacen
que el desgaste energético sea mayor, por lo que unos músculos bien
tonificados y acostumbrados al trabajo de fuerza y de resistencia
tendrán un mayor rendimiento.
En
pretemporada, en invierno, es bueno hacer esquí de travesía o bicicleta
de montaña. Además de trabajar cardiovascularmente, también vamos a
trabajar la potencia de nuestras piernas. En plena temporada de
competiciones no es malo seguir haciendo una sesión semanal de bicicleta
de montaña aunque considero mejor hacer musculación en sala. Las
sesiones deben ser guiadas por un monitor o entrenador que conozca
nuestros objetivos y el entrenamiento que llevamos habitualmente.
Nuestro
principal motor en las subidas y bajadas serán los cuádriceps, pero no
debemos descuidar el resto de grupos musculares del tren inferior:
gemelos-soleo, musculatura isquiotibial, flexores de la cadera y
glúteos. En esas sesiones debemos aprovechar para trabajar la
musculatura abdominal y lumbar que tanto sufren en las subidas y
bajadas, o ¿a nadie le han dolido los “riñones” tras una carrera de
montaña?
Mucha cabeza
Todos
sabemos que un gran deportista destaca no sólo por sus cualidades
físicas, si no por su inteligencia a la hora de competir. Aunque no
pretendamos ganar la Copa del Mundo, o ni siquiera una carrera local,
cualquiera aspiramos a lograr un buen puesto o mejorar los tiempos de
años anteriores en las carreras de montaña. Así que la cabeza no sólo
será un factor clave para los que disputan los primeros puestos, sino
para cualquier competidor. Regular bien, conocer nuestros límites y
capacidades, nuestro estado de forma, el trazado y desniveles de la
prueba y las condiciones en que se va a desarrollar puede ser lo que
haga que lleguemos o no a meta; así de simple. El famoso “muro” del
maratón en una carrera de montaña no tiene lugar fijo, puede aparecer en
cualquier momento.
En
primer lugar debemos reconocer que en nuestra especialidad la
comparación de tiempos con carreras en ruta no son una referencia
válida. Hay innumerables factores fijos a tener en cuenta (desniveles,
terreno, altitud) que alteran el ritmo y los tiempos, y otros que pueden
hacer variar nuestros registros de un año a otro en la misma prueba: el
viento, la niebla, el sol, el estado del terreno… Es fundamental
conocer la distancia de la carrera, el desnivel acumulado, la altitud,
referencias de los records, los avituallamientos –sobre todo qué dan en
ellos– y un pronóstico del tiempo.
Independientemente
de la distancia y los desniveles, cuanto más tiempo se pase en altitud
más desgaste habrá. No es lo mismo subir y bajar todo de una vez, que
subir y bajar constantemente. Correr por nieve, y dependiendo del estado
de ésta, es mucho más agotador. El sol en altura puede ser
arrollador... Todos estos factores deben ser valorados técnicamente a la
hora de regular el ritmo de carrera. Ésta es una de las claves
fundamentales para lograr nuestro objetivo. Se supone que hemos hecho el
entrenamiento adecuado y hemos llegado a la competición en óptimas
condiciones, ahora debemos aplicar la cabeza.
Es
importante olvidarse de los piques. Igualmente no debemos correr rápido
en las zonas llanas o en los caminos de buen firme; a no ser que
estemos llegando a meta. Regular y reservar fuerzas nos llevará a
remontar muchos puestos al final, a no sufrir “pájaras” y rendir al
máximo.
Nunca
tenemos que despreciar los avituallamientos. No importa parar unos
instantes para beber y/o comer bien. Incluso debemos evaluar cuánto
tiempo estaremos sin poder avituallarnos por lo que, si es preciso,
llevar un portabidones o una riñonera con agua, bebida isotónica u otro
aporte energético.
El
buen corredor de montaña, sin referirnos a su nivel deportivo, debe
conjugar pues una serie de factores para lograr el éxito: resistencia
orgánica, fuerza, desenvoltura técnica, buena preparación e
inteligencia.
Como
en cualquier otra especialidad deportiva, todo es entrenable, todo se
puede mejorar con paciencia y trabajo. Habrá personas más aptas, que se
adapten mejor y con más cualidades que otras, pero no por ello van a
dejar de entrenar estos factores. No debemos olvidar trabajar todos los
aspectos técnicos que afectan directamente a las carreras de montaña. No
sólo nuestra progresión estará en función del trabajo que hagamos,
también dependerá de ello poder disfrutar más y mejor de las
competiciones, de sus entornos, de los paisajes y del ambiente que
encierran estas pruebas al alcance de todos.
fuente: http://www.barrabes.com/actualidad/tecnica-y-practica/1-3145-p3/carreras-montana-tecnica-adaptacion-claves.html
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ResponderEliminar¡La inauguración de la sección de atletismo de montaña es emocionante! Aprovecha esta carrera para capturar increíbles videos turísticos, mostrando la belleza de la naturaleza y tus aventuras. ¡Una experiencia única y memorable!